El
relevamiento en el que se basa este documento fue realizado
entre noviembre y diciembre de 2009, en 45 hogares del INAU de
Montevideo -centros de tiempo completo, de cobertura parcial y
de ingreso-. En total, se recabaron los datos antropométricos
de 813 menores, que se encontraban presentes el día de la
visita, de los que se evaluó efectivamente a 724. El 48% de
la población evaluada son niñas y el 52% varones; el 43%
tiene menos de 5 años.
Según
el informe, uno de cada tres menores presenta sobrepeso u
obesidad. Incluso, "el sobrepeso y la obesidad
(malnutrición por exceso), presentan cifras alarmantes: el
33,9% de los menores de 2 años y el 36,3% de mayores de 2 años
se encuentra en estas categorías, cifra que representa más
del doble de lo esperado (15,9%).
"El
sobrepeso y la obesidad de ahora puede tener complicaciones y
ya está marcando al niño para la vida adulta", explicó
a El País la nutricionista Florencia Köncke, una de las
autoras del trabajo.
Los
niños obesos, "uno de cada tres del INAU, tienen mucha
predisposición a ser adultos obesos con hipertensión o
diabetes. Hay que tratar de trabajar bien la primera infancia,
para evitar llegar a una población adulta enferma",
agregó la profesional.
Este
problema de exceso se observa más entre las niñas que entre
los varones, que sufren más el retraso de crecimiento.
Precisamente,
otro de los problemas nutricionales es el retraso de
crecimiento de los niños y adolescentes. El informe establece
que en relación con el déficit nutricional, el 8,1% presenta
este trastorno. Este indicador supera en tres veces y media la
meta esperada, ubicada en el 2,2%.
Además,
el 13,9% presenta circunferencia de la cintura, condición que
se asocia con la posibilidad de sufrir enfermedades
cardiovasculares, señaladas como la principal causa de muerte
en Uruguay. Esta cifra supera en un 40% el valor esperado.
La
cintura de riesgo tiene como parámetro una medida llamada
porcentil 90; quienes tienen una cintura por encima de ese
valor de referencia tienen "mayor riesgo" de padecer
enfermedades cardiovasculares.
Köncke
señaló que el no cumplimiento de los parámetros fijados
para estas tres variables responde a causas como los malos hábitos
alimenticios o a una alimentación inadecuada del propio niño
o de la madre durante el período de gestación y de
lactancia.
Luego,
cuando los niños "empiezan a incorporar alimentos muchas
veces no se dan en forma adecuada, ni en las cantidades ni en
la calidad. Entonces rápidamente los hábitos y los alimentos
que pueden potenciar el desarrollo del niño no se están
dando, lo que genera niños más bajos y más gordos. Vos los
alimentas pero no los nutrís", aclaró Köncke.
Lo
inadecuado de los alimentos puede tener una causa de simple
elección, disponibilidad en el mercado o de condición económica.
En cualquier caso si la combinación no es la correcta,
"el niño está comiendo, pero no lo que necesita".
Ante
ello, la especialista sugiere trabajar para mejorar los hábitos
alimenticios, los aportes desde el punto de vista energético
y la calidad de los nutrientes.
El
informe indica que "los principales problemas
nutricionales evaluados por los tres indicadores presentan una
mayor prevalencia en los menores de 5 años".
Riesgo:
La obesidad en los niños puede marcar enfermedades en su vida
adulta.