A
lo largo de mi carrera fui testigo de un
tipo de sufrimiento silencioso relacionado
con la obesidad. Un sufrimiento largo, de
dolor profundo y sincero, avivado por
conceptos que se filtran fácilmente
cuando no se los cuestiona a tiempo y que
se enquistan tiñendo de gris casi la
totalidad de los asuntos de la vida. Un
sufrimiento limitante en exceso,
esclavizante, que una vez que se instala,
parece empeñado en jamás liberar a su
presa. En los casos más penosos resulta
imprescindible, cuando no urgente,echar un poco de luz, iluminar las
mentes de estas personas sufridas para
avivar de una vez y para siempre su auténtico
fuego interior de manera que puedan por
fin implementar cambios satisfactorios en
sus conductas. Estos cambios
satisfactorios no se imponen ni a fuerza
de consejos, y mucho menos plagando la
mente miedos y advertencias. Porque
no solamente a la publicidad le importa
poco el sufrimiento ajeno ni únicamente
la publicidad vive de él.
Lamentablemente, muchos profesionales de
la medicina se comportan con mezquindad
similar ofreciendo servicios y ayuda que
invitan a la sospecha. Abundan los tests
(desde luego, gratuitos) disponibles desde
Internet o en revistas, para definir la
tendencia a la obesidad. Si se estudian
estos tests con seriedad observaremos que
prácticamente el 80% de la población
mundial está en "riesgo". Estos
profesionales parecen olvidar que los
tejidos de una persona de 50 años
difieren de cuando tenía 20. Sin embargo,
fuerzan tiránicamente un horror muy
redituable para ellos. En este mundo
obsesionado por la perfección, con un
concepto pre-fabricado de belleza (que es
más de plástico que plástica), se hace
mucho daño a aquellas personas
sugestionables que se dejan convencer con
pautas y conceptos orientados en contra de
la naturaleza.
Estos profesionales de la
salud representan las
voces cantantes más rabiosas contra los
auténticos remedios naturales porque
si bien es verdad que en la jungla del
culto a la belleza nunca faltarán los
aprovechadores vendiendo de todo un poco,
los auténticos remedios naturales echan
por tierra sus negocios. Y la palabra
seria del médico que se presume serio
funciona como el más poderoso slogan de
todos los imaginables. Así ha quedado en
buena parte del imaginario popular que
quien se ayuda con remedios naturales está
siendo poco serio, o se encuentra en espléndido
estado de salud y no necesita ayuda ni
remedios.
Pude
comprobar que la obesidad está en la
mente, el concepto de enfermedad también.
Son asuntos casi con vida propia: viven en
la mente y se nutren de emociones
desbordantes y angustiosas. La salud también
se inicia en la mente y en ella se nutre:mens sana, corpore sano. (mente
sana-cuerpo sano) Al
liberar la mente de ataduras enfermantes,
se multiplica el bienestar emocional y tal
como siempre ocurre, el cuerpo pronto
refleja el progreso. Nuestro
programa permite confirmar este fenómeno.
Un poco como pagar
con la misma moneda, permite liberar ataduras y amarguras
promovidas subliminalmente por la
publicidad usando nada menos que las técnicas
extraídas del campo de la publicidad . Estas
pautas consiguenlidiar por fin con éxito con los
problemas de siempre. Como un rompecabezas
resuelto, como acertar en una adivinanza,
descifrar el enigma, el embrujo se
desvanece.
Aparece la desilusión y como
cuando aprendemos un truco de magia, las
cosas se ven muy simples, demasiado
comprensibles: el hechizo se rompe por
completo y afecta positivamente a la
conducta: los encantos relacionados con la
obesidad van cayendo casi por efecto dominó,
y por la fuerza de la decepción. Las
sensaciones ancladas en el cuerpo en la
forma de gula o ansiedad van
desapareciendo en el esclarecimiento de lo
que ocurre en la mente y al observar cómo
el cuerpo responde.A lo largo del programa cada
participante tiene ocasión de presenciar
la seducción subliminal positiva poniendo
fin a la seducción subliminal negativa.Como ocurre en las artes marciales,
la más inteligente se vale de la fuerza
de su oponente y al comprender sus tácticas
puede anticiparse a ellas y reorientar la
carga con maestría para ganar el juego.
Un juego que se gana únicamente
conociendo bien las reglas para alcanzar
esa seguridad, lucidez y parcimonia
propias de quien está seguro de contar
con todos los secretos que lo preservan de
jamás volver a ser atrapado.
La
obesidad desaparece por completo únicamente
mediante el uso concienzudo de las mismas herramientas con las que
fue inventada.
HERRAMIENTAS
DE CAMBIO
AL ALCANCE DE TODOS
Las
herramientas están al alcance de todos y
son comprensibles por todos; solo hay que
utilizarlas. Las personas experimentan una
transformación profunda únicamente
usando bien su cabeza y sus energías.
Adelgazar no es el problema.
Adelgazar es
fácil: muchos adelgazan varias veces en
la vida. Pero vuelven a engordar en fatal
obediencia a sus conciencia de obeso.
Es
la conciencia, la idea de uno mismo, la
identidad, las que necesitan apoyo, energía
y un régimen nutritivo. Nuestro sistema
ofrece un cuidado especial a la identidad
de cada persona porque es la identidad la
que explica todo lo demás: su
comportamiento, el modo como se presenta
ante los demás. También explica sus
contornos fìsicos, su fisiologìa y la
idea que mantiene respecto del espacio que
ocupa en el mundo.
Para comprobar
este fenómeno solo compare las
expresiones lingüísticas y las conductas
de alguien circunstancialmente excedido de
peso con las de alguien por siempre excedido de peso--
cargando encima, con la conciencia de
obeso.El primero afirmará "estoy gordo". El segundo
firmará "soy gordo" o "soy
obeso" (y no tengo remedio). El
primero prosperarà en su proyecto de adelgazar. El
segundo, entrampado en su identidad de
obeso, difìcilmente
conseguirà recuperarse de modo definitivo a menos que produzca un
cambio estructural en su conciencia.
Fácilmente
se
suele confundir obesidad con sobrepeso
Mientras que el sobrepeso puede ser una
condición física circunstancial, la
obesidad es considerada una enfermedad. Y
resulta ser una muy peligrosa si no se la
toma desde su raíz. La conciencia de
obeso se instala en el cerebro; desde allí
se desencadena la actitud del obeso
y un estructurado sistema de creencias que
solo beneficia a la industria montada a su
alrededor. La obesidad encuentra su raíz
en debilidades emocionales, y en las
precariedades mentales; su evolución sólo
es posible en terrenos mentales en cierta
forma áridos y obedientes, de características
precisas donde puedan plantarse creencias
condicionantes, insufladas por la
publicidad y su producto secundario: el
rumor callejero. Sin estos factores la
acrecentada extensión de la obesidad no
sería posible.
La
idea que cada uno conserva de sì mismo, esa idea con la que
todos convivimos y nos presentamos ante el mundo
explica demasiadas cosas conflictivas. Esa
idea nos acompaña a todas partes y tanto
puede resultar un cielo despejado como una
sombra insoportable. Ella explica el
comportamiento, define una actitud,
inspira o sofoca ambiciones, condiciona las aspiraciones. Según
resulte positiva o negativa, esta idea de
uno mismo nos insuflará energía vital, o nos la
consumirá.
ES
PREFERIBLE ENCENDER UNA VELA QUE MALDECIR LA
OSCURIDAD
Quiero
compartir con usted la historia de
aquellos hombres que habían quedado
entrampados en una oscura caverna. Tan
oscura era esta caverna que estos hombres
no podían verse siquiera lascaras hasta que uno de ellos logrósobreponerse al fastidio, la
desesperacióny al caos generalizado y obró con
eficacia.
Encendió
una vela.
Algo
de luz logró que se hiciera en el
ambiente y hubo con ello, un poco de
calma.No demasiado sin embargo: la luz de esta vela no alcanzaba
para ver más allá de su nariz.
Nuevamente se sobrepuso al desencanto y
nuevamente obró con eficacia: partió su
vela a la mitad y le ofreció la otra
mitad al hombre que tenía a su lado. De
ese modo, la luz incrementó aunque sólo
un poco. Estas dos primeras mitades de
velas fueron cortadas a la mitad y aumentó
considerablemente la luz en el ambiente.
En
el otro extremo de la caverna, un hombre
vio y observó. Sin perder tiempo se palpó
los bolsillos y encontró una vela. La
partió a la mitad, encendió ambas y
ofreció una mitad al hombre que tenía a
su lado. Muchos vieron esta escena y
comenzaron a indagar en sus pertenencias.
Algunos
de los demás hombres traían consigo
velas, pero no tenían cerillas. Y otros
hombres tenían cerillas pero no velas. Y
otros no tenían ni cerillas ni velas.
Así
fue como los hombres con cerillas prendían
las velas de los hombres con velas y así
fue como varias velas fueron cortadas a la
mitad para distribuir entre los hombres
sin velas ni cerillas. Y así fue que,
compartiendo una primera llama, la caverna
se iluminó por completo. Pronto
encontraron la salida y recibieron con
bendiciones el calor y la luz del sol.
Este
relato permite comprender que nuestra luz
permanecerá a oscuras en la medida en queno la compartamos con los demás. No solo eso, también
demuestra que el compartir la propia luz
lejos de desvanecerla, la incrementa; hace
crecer la propia llama".
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