Nada
muere más rápidamente que una idea en una mente cerrada:
¿Se
considera usted inconstante; asegura que su problema es la
falta de constancia?
El
tipo de motivación explica la constancia, o su falta
La constancia o la falta de constancia es una expresión de desempeño exterior, y este desempeño en el mundo exterior refleja la consecuencia de una manera de pensar. El desempeño exterior es el resultado de un cierto tipo de juego interior, una mezcla de influencias exteriores que se internalizan, de mecanismos mentales que se traducen en conductas. Prácticamente siempre.
Y esta verdad se aplica tanto para las buenas reacciones como para las malas; para los buenos hábitos como para los malos. Y en todos los casos, tanto para los hábitos malos como para los buenos, el elemento que no puede faltar es la repetición. A fuerza de repetición muchas conductas se convierten en reacciones automáticas. A fuerza de repetición mucho prejuicios se elevan a la categoría de verdades absolutas.
Ya lo decía Aristóteles: “Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia entonces, no es un acto, sino un hábito.”
Las personas consideradas disciplinadas, con constancia en por ejemplo hacer gimnasia, tienen una clara idea de cómo lucirán, cómo se moverá su cuerpo, y la libertad que obtendrán. Las indisciplinadas también tienen una muy clara idea, --una idea fija--, de cómo lucirán, cómo se moverá el cuerpo pesadamente y la incomodidad que obtendrán. Es esta idea fija la que hay que flexibilizar primero. Esta flexibilización mental explicará el cambio en sus acciones, reacciones y preferencias.
Con los gordos ocurre algo parecido. Ellos también conservan una idea fija de sì mismos y de las dimensiones de su cuerpo. La mayoría de los gordos no cuenta con un registro de sì mismos en estado delgado y no sabe cómo diseñarlo. Y si lo consiguieron de un modo temporario, habiendo adelgazado alguna vez, ese logro queda rezagado al rango de “temporario”, es decir, consideran que NO son ellos los delgados, esbeltos, los libres de movimiento, ni mucho menos, los orgullosos; de manera que las incursiones al gimnasio y a las dietas quedan confinadas también a la categoría de temporarios.
La pereza, la falta de constancia, son a menudo el resultado directo de la falta de información, o de un enfoque equivocado. Todo lo cual desencadena a su vez errores a la hora de las conclusiones con sus consecuentes actitudes. De repetir una determinada conducta surgen conclusiones como "no soy bueno para esto", "no soy constante", "soy muy ansioso". Estas quejas son el resultado directo de un enfoque incompleto. También las resultantes directas de creencias o conductas que no han sido reforzadas mediante la repetición, creencias o conductas que no han sido cuestionadas lo suficiente. Y también de aquellas que ni siquiera han sido ensayadas como para permitirle adquirir fuerza y predominio.
Los buenos consejos, esos que indican què hacer, contribuyen muy poco a reforzar la constancia. Esos buenos consejos de mantenerse optimistas, de pensar en positivo, de mantener la calma, a menudo consiguen todo lo contrario de lo que buscan propiciar. Esa batería de odiosas sensaciones que suelen aparecer como culpa, auto-reproche, remordimiento, angustia, decepciòn, rabia, a menudo son nacidas justamente de estos buenos consejos pues ellos indican la falta pero no explican còmo llenar el vacío. Todos esos buenos consejos de mentalizarse adecuadamente, están indicando qué hacer pero no dicen còmo hacerlo. El programa llena este vacío, y las pràcticas en él ponen en evidencia que los buenos consejos no bastan para generar cambios de actitud. Si se quiere, en la insistencia, los buenos consejos pierden por completo las fuerzas transformadoras.
Esa recomendaciòn de "mentalizarse" es moneda corriente por parte de amigos, médicos, y seres queridos. Aún por bientinencionada, no alcanza a los fines prácticos de la cuestión. Peor aùn, como todo consejo, puede llegar a ser un arma de doble filo. Como ya hemos visto, a menudo los buenos consejos de mentalizarse, de cuidarse, de comer bien, etc; o los reproches de gente querida de que el obeso lo es porque no se ha mentalizado lo suficiente, porque se boicotea, porque finalmente lo que quiere es sufrir; o hasta esas acusaciones reduccionistas pero tan frecuentes de por ejemplo, que el gordo lo es porque le gusta comer y en el fondo no quiere adelgazar solo consiguen aumentar el nivel de angustia en esta persona que sufre. Ya lo sabemos: el camino hacia el infierno está plagado de buenas intenciones. Este programa le enseñará còmo proceder para mentalizarse, còmo mentalizarse para mejorar. Con los ejercicios personales, el programa avanza un nivel, y el participante aprende por su propia experiencia la variedad de "còmos", y elige entre una amplia gama de atajos para conseguirlo.
Ahora bien, podemos aprovechar estos ejemplos para comprobar el enorme poder de la mentalizaciòn, de esa programación tan efectiva y que de mil maneras le indica al gordo que es gordo. La mentalización efectiva de que es gordo le induce a conductas inadecuadas consigo mismo, con la comida. Conductas que lo llevan a engordar, a mantener el sobrepeso. La creencia ciega, la fe puesta en ideas erróneas o incompletas y la mala disposición a cuestionarlas son también producto de esa particular “mentalización”.
Todo terapeuta ha tenido algún caso de obesos muy dispuestos a
repetir un análisis clínico luego de que los resultados fueron buenos,
normales o en dirección a la normalidad, pues sospecharon que hubo un error.
Y se mostraron reacios a repetirlos cuando los resultados fueron malos. Los malos resultados
resultan "lo normal" y lo esperable. Quedan fácilmente convencidos con reticencia a cuestionar, mucho menos a repetir el examen porque la identificación con los resultados
"malos" es fuerte. No ocurre esto en todos los casos, pero sí en un nùmero suficiente de casos como para llamar la atención. Sirva esta observación para permitir verificar el poder de la mentalización màs allá de que la mentalización haya sido beneficiosa o nociva, indudablemente resulta super-efectiva. Entanto mentalización, ella ha probado su inmenso poder sobre las conductas, sobre la actitud, sobre las dimensiones del cuerpo, sobre el metabolismo o la presión arterial. Nuestro programa le enseñará a mentalizarse positivamente y generarse beneficios de un modo entretenido. A medida que avanza su curiosidad, usted se demuestra a sì mismo que efectivamente tiene la capacidad de ser constante. Le enseñará a redirigir esta capacidad hacia fines más felices. Finalmente todo participante del programa comprende que la constancia es un recurso de su personalidad, y que la orientación que le imprima es de su entera responsabilidad.
No espere a que nuestro programa le indique qué hacer, lejos
está el programa de proponer fórmulas estándar, ni de imponer
comportamientos. Para la transformación personal, la
universalidad no funciona. El programa le ayudará a usted a
descubrir exactamente eso que usted quiere hacer o querría poder
hacer y que subyace inconcientemente debajo del "querer
adelgazar" y que eventualmente daría impulso al proyecto.
Debajo del "querer adelgazar" cada persona tiene lo
suyo. Y el programa le hará las preguntas que usted necesita
responderse. El problema es que usted se verá obligado a contestar con sinceridad, ahondando en su interior para franquear las superficialidades de su mente, franquear lo conocido y lo repetido hasta encontrar la respuesta correcta. Esta respuesta marcará la direcciòn en su auto-tratamiento.
El programa le proporcionará estrategias de pensamiento que
sirven para corregirse, estragegias sencillas de implementar. De
manera que espere del programa una interacción con él, y con
las profundidades de su mente. Espere del programa muchas
preguntas y ninguna imposición. Usted querrá poner en
práctica lo que descubre por el placer de hacerlo.
Usted
"quiere adelgazar"; sus propias ejercitaciones le
indicarán el mejor modo para usted, de lograrlo. Necesitará, desde luego, llevar a cabo las consignas. Reconocerá no solamente què es eso que quiere o le conviene hacer primero, sino que aprenderá cómo hacerlo paso a paso. Siguiendo los secretos para
lograr lo que se quiere teniendo en cuenta pautas de la propia
personalidad, y referencias de la propia vida, los resultados que se obtienen de estas prácticas son otros. Para empezar, ellos elevan el nivel de curiosidad y confianza. La consecuencia directa de esto es un incremento en la constancia y en el deseo de persistir en el desafìo poniendo en práctica juegos y consignas que proponemos y que son esperadas con entusiasmo por los participantes debido a su enorme poder revelador y desbloqueador. La persona comprometida con su trabajo, dispuesta a conocer sus verdaderos anhelos y dispuesta a descubrir los verdaderos alcances de su personalidad mediante sus prácticas, logra situarse por encima de su dificultad temporaria y observarse a sì misma con cariño y comprensiòn. Y obtiene resultados muy dulces.
La constancia suele verse emparentada con las fuerzas de voluntad. Sin embargo la voluntad por sì sola dura lo que canta un gallo. Para que la constancia asome es necesario el estímulo constante. Y este estímulo para que sea efectivo debe proceder del entusiasmo propio, el entusiasmo genuino, y el de ninguna otra persona. Hay muchas maneras de excitar el entusiasmo y mantenerlo vivo. El entrenamiento, el conocimiento y un estado de armonia emocional abren puertas que la voluntad por sí sola no puede abrir.
Es cierto que una vez no basta para imprimir por completo una habilidad o una cierta destreza. La constancia necesita su alimento diario mental o fìsico. Tampoco basta una vez para instalar definitivamente una determinada manera de pensar. La repetición es un factor indispensable. La carga emocional de un hábito, de una creencia, o de la fe, aumenta a fuerza de repetición. Cuando la persona olvida la mportancia de la repeticiòn, este programa se encarga de recordárselo con amabilidad y simpatía. Progresos sostenidos favorecen la repetición, y la satisfacciòn en los progresos favorece la constancia. Asì la constancia no es una virtud, es una consecuencia. Prácticamente nadie es constante en aquello que le signifique desilusiones repetidas.
Al ritmo de sus progresos, y sus pràcticas, las personas trabajando en nuestro programa encuentran que, contrariamente a sus expectativas, ese cambio tan esperado empieza a hacerse notar sin esfuerzos mayores. De la lectura de nuestros manuales frecuentemente, las cosas salen por inercia, los avances no se hacen esperar a todo aquèl que asuma la responsabilidad en su trabajo: los logros surgen naturalmente como naturalmente cae una fruta al madurar. El entrenamiento aporta las bases teóricas mediante cuadernillos y ocurre con ellos un poco como lo que ocurre con los manuales de tenis. Quien quiere aprender a jugar al tenis posiblemente empiece leyendo sobre el tenis, ahondando en el tema, atendiendo a partidos para observar cómo juegan los que juegan, hasta que llega ese día en que su cuerpo “le pide, le exige” jugar al tenis de una vez por todas. Y así es que sin darse mucha cuenta, como movido por una sed nueva, por un tipo de impulso irrefrenable se vió a sì mismo jugando al tenis el día menos pensado .
Siguiendo el paralelismo, si ningùn tenista en potencia va a jugar al tenis sin saber lo que hace, ningún practicante del curso asomará a las pràcticas sin saber què esperar de ellas. A no engañarse: a nadie le gusta sufrir gratuitamente dolores ni papelones y todo el mundo quiere mejorar. Ante la idea de un partido ganado, cualquier golpe o tropezòn resulta una minucia y si hubo dolor, éste se olvida en cuestión de minutos. El tenista continúa con su juego, persiste en la idea de ganar el partido o al menos, de divertirse hasta el final. Tenistas, estudiantes, empresarios, practicantes de nuestro servicio, todos buscan el orgullo de seguir adelante, de sentirse bien, de progresar por sus propios méritos. Incluso aquellas personas que se mantienen delgadas a base de pìldoras conservan detrás de su alegrìa por la delgadez, un cierto resquemor al sentirse prisioneras del medicamento. Muchas, si lo piensan dos veces, pueden llegar a sentir auténtico terror de que el medicamento deje de fabricarse alguna vez. Entonces, a no equivocarse: estas personas pueden conservar su delgadez por muchos años gracias a la pildorita mágica y aparecer como disciplinadas y constantes en la dieta ante lo ojos de los demás. Fueron constantes, si, pero en la toma del remedio. Mejor es ser constantes en usar la cabeza con inteligencia.
La gente aspira a conseguir lo mejor para sì mismos y para sus vidas. En este sentido, la mayorìa se muestra constante. Muchos aspiran, además, a la independencia. En este sentido nada puede reemplazar el tipo de independencia mental y emocional que el programa promete. El problema surje cuando no se tienen los conocimientos para producir los cambios anhelados y se achaca la culpa a la falta de constancia como si la constancia fuese algo que viene de afuera o que viene incluido en el metabolismo. Surgen también los problemas cuando se ha perdido la templanza emocional para producir esa motivación necesaria y para sostenerla mediante las acciones adecuadas. Para estos casos vienen al rescate
rescate
los remedios para la emoción y la baterìa de sugerencias para
proceder a una autoayuda efectiva
Las personas en el programa detectan las influencias nocivas del entorno que suelen funcionar como frenos al progreso. Entonces surgen los problemas cuando se ha perdido la entereza permitiendo que esas influencias se internalicen, esas voces burlonas de afuera se hacen propias y no es por obra de la cuasualidad que aparezcan variedad de conductas de autosabotaje que inducen a dejar todo y debilitan la constancia. En este sentido desde luego, puede observarse que no son pocos los que mantienen la constancia en conductas de auto-boicot. No son muchos los que se rebelan constantemente. Nuevamente el entrenamiento viene a cubrir esta falta de independencia mental y emocional. Eche por tierra todos esos consejos versados en la buena voluntad, olvìdese de la disciplina, el espíritu de lucha o sacrificio; pruebe llevar a cabo alguna de nuestras consignas y registre sus progresos a la semana siguiente. El programa da tratamiento a la mente, brinda educación emocional en un entrenamiento que resulta integral dadas las sólidas repercusiones en el cuerpo físico.
Es la mente y lo que la mente hilvane, lo que producirá motivación o desencanto, acción o inacción, ella regula los sentimientos y configura las actitudes hacia el logro del objetivo o hacia el fracaso. Con el entrenamiento adecuado, se produce un cambio de perspectiva, un cambio de preferencias y, desde luego también, un cambio de placeres a medida que se van registrando los progresos. Parte del programa consiste en registrar los progresos. Se trata de una repeticiòn fundamental, ¿La lleva a cabo usted? Si no lo hace, por cierto su mente se encargará de hacerlo por usted. De hecho, es altamente posible que su mente haya iniciado esta tarea tiempo atrás; que se haya acostumbrado a llevar un magnìfico registro de progresos respecto de una programación negativa. Cambie la perspectiva conservando su poder y elija qué habrá de registrar en el futuro.
Este
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