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Cada vez que salia a
comprarme ropa y me miraba en el espejo, terminaba comprándome un helado
para calmar mi frustración
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No podìa concentrarme en el
estudio si no tenía a mano algo para picar
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Nada me calmaba mejor que una
buena cerveza y algunos bocaditos antes de salir a divertirme
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Mirar la peli sin algo para
comer era odioso
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Siempre ante una difiultad o
una discusión terminaba arrasando la heladera
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Vivìa tan obsesionado por
las calorías que el mínimo desliz me producía una angustia insoportable
y terminaba comiendo por demás. Ese día lo consideraba un día
completametne perdido. Sentìa que tenía que empezar de nuevo
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Siempre me gustó organizar
fiestas y reuniones, pero los preparativos me ponían tan nerviosa que me
pasaba todo el tiempo comiendo con la agenda en la mano
Estos
son relatos muy comunes de personas que suelen mantener un vínculo
distorsionado con la comida. Personas que pierden el (auto)control y hacen
progresos fenomenales a partir de detectar exactamente cuándo, dónde, y en
qué consistían sus fallas con la comida.. La mayorìa de las personas cae en
estado de impotencia con la comida. Creen que a todos les pasa lo mismo que a
ellos, sin embargo una diferenia minima reconocida a tiempo puede iniciar un
proceso de transformación formidable. Con esta idea en la mente, solo
pregùntese qué va a decir usted al cabo de un tiempo respecto de en qué
consistía exactamente su problema con la comida.
¿Y
cuál considera usted que va a ser su relato a la hora de explicar cómo
resolvió el dilema definitivamente?
Lea nuevamente mis preguntas y
deténgase a reflexionar solo por un instante si es que le agradaría obtener
una respuesta personal, realista y sincera al planteo que le acabo de
formular. Si es que cree en un futuro mejor, déjese llevar por la nutrida
lectura de este sitio web para permitir que desde capas más profundas de la
conciencia, su mente elabore para usted una respuesta que lo satisfaga
por completo
Mientras deja su mente ocupada en
su tarea (porque si ha dedicado al menos un minuto de reflexión
sincera, uno de estos días tendrá usted una respuesta que lo
sorprenderá) lo invito a seguir leyendo para considerar un tipo de vínculo
adictivo que suele establecerse con la comida y que probablemente la esté
padeciendo usted en este momento.
Me refiero a la forma comer obsesionado por las
calorías. Se trata ni más ni menos que de un tipo de adiccion a la comida.
Uno no deja de pensar en la comida; vive pendiente de ella, de las calorías
de cada alimento.
En efecto, resulta un
vìnculo bastante enfermizo, antipático que se establece con la comida; un
vìnculo esclavizante que con las mejores intenciones lo enseñan precisamente
aquellos que tratan de ayudar. Apuesto a que también a usted le han
recomendado esta práctica de controlarlo todo. Apuesto a que al menos le ha
pasado alguna vez de comer con la balancita a cuestas en la mente; preguntando a los mozos
de los restaurantes y sintiéndose incómodo. Preguntando con nervioso disimulo
a los dueños de casa que amablemente lo invitaron a una cena y sintiéndose
odioso,temeroso de ofender con sus preguntas, y prefiriendo haber podido
siquiera faltar a la cita. Efectivamente, un tipo singular de adicción a
la comida en tanto se viva pendiende de ella.
Le ha pasado más de una vez de
no poder disfrutar por completo de una reunión donde hay comida de por medio.
Antes, durante o después de comer aparece la amargura, la inquietud y hasta
la tendencia a maldecir el hecho de tener que alimentarnos.
Comer obsesionado por las calorías
es un modo de comer que agrega ansiedad. No deja de ser una singular versión
de adicción a la comida. La pregunta es: ¿cómo nace esta
ansiedad por comer?
Más
importante aùn: ante la ansiedad por comer ¿es hambre lo que se siente?
La
mayorìa de las veces no es precisamente hambre lo que se siente sino unos
fuertes deseos de morder, de dominar, deseos de poseer, deseos incluso de
tapar, romper o de destrozar. Si consideramos estos ejemplos como expresiones
de la parte activa del impulso, su contrapartida pasiva revelaría una fuerte
necesidad de protección, de aprobación, de pertenencia, necesidad de
exclusividad.
Los tratamientos para adelgazar
basados fundamentalmente en el conteo de calorías que consideran beneficioso
recordar y machacar al obeso sobre los riesgos de comer grasas y aumentar el
colesterol, la alta presión y cuánto se tapan las arterias, los riesgos al
sistema circulatorio, respiratorio, digestivo, cardiovascular solo pueden
producir miedo y desaliento.
El
cuidado de la salud es una frase bonita que ha inducido una nueva forma de
adicción. El cuidado se ha deformado en obsesión.
Piense
por un momento en la cantidad de nuevas adicciones que se han agregdo en los
últimos tiempos?
Usted
ya lo sabe, "el camino hacia el infierno está empedrado de buenas
intenciones?
De
manera tal que una manera muy efectiva de resolver la adicción es antes que
nada detectarla. Y para ello es necesario tomarse unos minutos y pensar con
responsabilidad. Usted merece aprender a usar su cabeza para razonar y tomar
decisiones por su bien. Si no lo hace, otros estarán encantados de tomar su
cabeza y llenarla de cosas raras, o de cosas nuevas.
Y asì
arribamos a otra forma de adicciòn: la adicción a los consejos, a las modas,
a las filosofìas de turno. El bienestar no necesita tanto palabrerío, ni
tanta fórmula ultra moderna. Créame. Las preocupaciones, la información,
son las sustancias de hoy dìa para generar nuevos tipos de adicciòn. Un tipo
de adicción que tanto sirve a los laboratorios y clìnicas que pretenden
ayudarlo contra las adicciones.
Tomemos
por caso la relación entre la comida y la informaciòn, o la comida y las
preocupaciones. Se llevará una sorpresa y comprenderá los motivos por los
que no en vano aseguramos que lo que engorda es la emoción.
Tome
nota mental de estos tipos de adicciòn de la nueva era y evalúe si alguna de
ella tiene "peso" en su vida: (adicción al conteo de calorías,
adicción a la información, a las redes sociales, a las cirugìas, adicción a las preocupaciones, a las compras, a
los viajes, al juego, al deporte, a la lectura, a la diversión, adicción a los
vínculos infelices, a huzmear en la vida de las celebridades, adicción al cuidado de la salud, adicción al ejercicio
fìsico, adicción a un determinado tipo de comida ¿otra?)
El mundo
occidental es un mundo tendiente a la adicción en todas sus formas ya sea
adicción a las sustancias como a las costumbres. Un mundo que con facilidad
cae en la adicción dada la vulnerabilidad creciente del individuo conforme se
vaya acomodando en el sistema. La imperiosa necesidad de huir de las presiones,
una sed de reconocimiento incontrolable no siempre conciente contribuye a
empeorar las cosas pues no hay mucho tiempo para usar la cabeza, pensar y
poner un freno a tiempo a las cosas que perturban. El mundo occidental necesita urgentemente
procurarse placer, tapar vacíos de sentido, comprenderse en esas exigencias por
cambiar o mejorar, (exigencias que muchas veces resultan locas, exageradas,
incomprensibles, o sin razón de ser ni para qué fines exactamente). Necesita
comprenderse en esa creciente necesidad de aprobación y pertenencia. Y fundamentalmente
necesita entenderse en esos impulsos irrefrenables, en ese aferramiento
inevitable y sin control a sustancias o a comportamientos en la
medida que ellos le sirvan para suavizar tanta variedad de emociones
intensas.
Cualquier
occidental que lea estas lineas se verá tentado a tildarlas de exageración.
Es que el acostumbramiento a una determinada manera de vivir, es sin duda un
impedimento para evaluarla. Resultará especialmente valioso en estos casos,
hacer una sabia distinción a tiempo entre lo que es común y lo que es
normal.
Por su
parte, (y mientras tanto), el cuerpo siempre se las ingenia para revelar
secretos del mundo interior. En este sentido, el sobrepeso muy bien puede
reflejar el sobrepeso de preocupaciones. Solo basta observar un poco alrededor
para obtener intuiciones y percepciones; apreciar la precisión y el modo
inequívoco con el que el cuerpo, con sus contornos y sus gestos, revela el
sobrepeso de emociones.
¿Se
ha detenido a usted observar a gente sana ultra-preocupada
por el cuidado de su salud, por mejorar la calidad de vida? Estos temas han
degenardo también en singulares forma de adicción porque las soluciones
raramente se toman en forma armoniosa. Se toman soluciones en forma
angustiosa. Se hacen consultas compulsivas al médico, a Internet, a libros,
etc. A la hora de tomar acciones, aparece el bloqueo, el exceso de entuisasmo
inicial seguido de desencanto en cuestión de dìas.
Tomemos
por ejemplo una persona, con inquietudes saludables de cuidar su salud.
Empieza a informarse y continúa. Sin que se diera mucha cuenta se le agrega a sus
preocupaciones cotidianas, una nueva forma de temor (nacido de los
"grandes descubrimientos" que se publican en diarios y revistas de
divulgación masiva). Esta persona se entera de incontables prácticas que a
diario surgen convenciéndole de sus beneficios y por lo tanto, que le conviene
hacer. Se entera de alimentos que le
convienen incorporar, de nuevas maneras que se descubren para cocinar esos alimentos.
No tiene manera de verificar la veracidad de la información; tampoco de
evaluar si acaso se encuentra consultando publicaciones con fines
publicitarios y manipuladores. Solo puede enterarse de lo que existe. Y de
pronto resulta ser que son
tantas las tareas que debe llevar a cabo en pos de cuidar su salud que no le
alcanzan las horas del dìa para satisfacer la demanda de la buena salud y se
debilita.
Contrario a lo esperado, la persona puede decaer ya sea que decaigan sus
fuerzas, su conciencia de sí (considerandose no apto) o que decaigan
sus ilusiones.
Esa
sana inquietud inicial por cuidar su salud ha degenerado en una carga
insoportable, una tremenda e inusitada responsabilidad por su buena salud.
Esa novedad de sentir que su salud está en
peligro como no parecía estarlo tiempo atrás cuando nada sabía de los
secretos relacionados con la buena salud. Y sin embargo, y paradójaicamente
siente que antes se encontraba mejor que ahora que tanto ha aprendido.
En lo
relacionado a los tratamientos para bajar de peso, no sería de extrañar que
una persona en situación semejante termine sintiéndose vencida, en estado de alerta rojo, perdida en sus
esperanzas, convencida de no estar a la altura del desafío que representa
para ella bajar esos kilos de más.
Nuevos
hallazgos producen esperanza pero tambièn producen un tremendo estado de
ansiedad. Y es la ansiedad y ninguno de los datos aprendidos lo que impulsa a
comer, a querere más y más. A profundizar el estado de insatisfacciòn. La
ansiedad, el nerviosismo, el estado de carencia son los impulsos energétivos
responsables del sobrepeso, del ataque al corazòn, del ataque de
hígado.
Sanando
las emociones, lo demás vienen por añadidura.
Si
usted quiere adelgazar y algo se lo impide, busque en sus emociones. Lo que
engorda es la emoción. Recuérdelo. Esta observación le permitirá usar la
cabeza para adelgazar.
Y
notará resultados excelentes, más rápidos y contudentes cuanto más rápido
y contundente sea su vuelta a la primera línea de esta nota y el nivel de
compromiso que dedique usted a su reflexión.
La
comida, un delicioso refugio. Puede servirle para huir cada tanto de
realidades indigeribles. La información sirve y mucho si se la eleige bien
para obtener respuestas y solucuiones. Manténgase informado para conocer lo
que existe y a la hora de decidir no olvide, cada tanto, consultar en su
interior.
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Cuando
tenemos un problema, una duda, una inquietud, consultar está muy bien. Pero
mejor aún es elegir bien a quién se le hará la pregunta.
Mantenerse informados no está mal
siempre y cuando se haga un uso inteligente de la información porque la
informacion en sí misma, ni la toma de conciencia de los riesgos que se están
corriendo modificará su hábito.
Muchas personas ingresan en un estado
de alerta rojo como no lo estaban antes cuando ignoraban muchas cosas.
Descubren que ahora se sienten inseguras, más inquietas, más sensibles, con
miedos; se sienten perdidas y solas, con una enorme responsabilidad respecto
de su salud, y abrumadas con las tareas que tienen por delante y que dudan
poder cumplir. Estas emociones y sensaciones desagradables que se combinan
entre ellas y van en aumento generan un grado de malestar emocional que obliga
a la persona a buscar refugio.
Busca refugio de un modo ansioso, desesperado
que, por lo general, se intenta disimular. Así como muchos encuentran refugio
y distracción en el juego, otros en las compras, en el alcohol o en el
tabaco, muchos lo encuentran en la comida. Contrariamente a lo que se
esperaba, nace la adicción a la comida a partir de una información y de
pautas bienintencionadas. Contar las calorías en cada comida
sirve para recordarles cada riesgo y su responsabilidad. No solamente resulta
una tarea antipática sino que se torna un verdadero tormento, y puede tener
efecto boomerang fuertemente negativo porque de las emociones tormentosas nace
la tendencia a la adicción.
La adicción empieza a
desaparecer de la mano de la esperanza. Y la esperanza también viene con la
información. Elegir una dieta con miedo, con certeza negativa, sumido
en la desesperanza difícilmente dará buenos frutos. Comprobamos esta verdad
en cada persona que abandona su dieta u se pierde en la adicción.
La adicción a la comida no nace
del amor propio, del estado de serenidad, confianza, seguridad. La adicción
no está emparentada con la alegría y con las bellas emociones que acompañan
todo acto manifestando respeto y cuidado por el propio cuerpo.
Son las emociones las que
inspiran nuestros pensamientos y actitudes. No es tan importante entonces el
conteo de calorías como observar la circulación emocional en la que estamos
inmersos y que definirá el curso de nuestros comportamientos y el tipo de
elecciones, y decisiones que tomaremos.
La ansiedad por comer
estropea el acto tan vital como lo es el de llevar nutrientes al organismo
y colaborar con el buen funcionamiento del metabolismo. La ansiedad por comer desencadena fuertes compulsiones, reacciones
fuera de control.
La ansiedad es fuente energética de daños no menores al
organismo.
Si a esta forma de comer no se la trata a tiempo, puede degenerar en adicción a
la comida. Una manera de relacionarse con la comida a modo de calmante para
los nervios.
La adicción a la comida, como la obesidad no surgen de la nada. No surgen
de la noche a la mañana. Tanto la adicción a la comida como la convicción
de sufrir de obesidad son procesos que se inician en la mente y que culminan
en un producto terminado: el cuerpo desbordado y la auto-conciencia de obeso.
Nuestra mente está diseñada para reunir datos, pensar y extraer evaluaciones
y conjeturas con las que nos situaremos en el mundo y a partir de las cuales
operaremos en él. Si nos consideramos a nosotros mismos como enfermos de obesidad
nuestra mente enseguida se abocará a la tarea de reunir datos que confirmen
esta creencia de que estamos enfermos y las disposiciones que inmediatamente
aflorarán serán o bien la de intentar sanar, curarnos de la supuesta
enfermedad, o la tan frecuente dejadez. Algo así como ceder al
destino.
Inmediatamente comenzaremos a
pensar y a sufrir las consecuencias de las conjeturas fatalistas propias de
toda persona excedida de peso que se encuentre atrapada sin salida a
esta creencia perturbadora de estar enferma; de no tener remedio, o de estar
padeciendo un tipo de enfermedad que requerirá de su parte cuidados de por
vida.
¿Cómo ayuda este programa
para adelgazar al adicto a la comida o al comedor compulsivo?
El programa de coaching para adelgazar
ayuda especialmente a los adictos a
la comida, al comedor compulsivo habituado a comer por ansiedad y sin placer,
guiándolos en ejercitaciones de conducta superficial para que puedan descubrir
los factores y razones de base que inspiran en ellos la gula, y a sus cuerpos y a sus células a comportarse
como lo hacen.
El programa enseña, sugiere,
invita.
No obliga: ¡Resulta una
estupenda sacudida a los sentidos!
El programa resulta una
apoyatura imprescindible para todo aquél que quiere adelgazar comiendo, para
quienes sufren de obesidad; para quienes, habituados a tragarse emociones han
desarrollado una manera adictiva de comer. El libro "La
dieta de un dia,
cuando adelgazar realmente importa"
está incluido en el Programa de Coaching Para Adelgazar. Consta de 507
páginas repletas de ejercicios y técnicas del lenguaje estratégico
aplicadas al proyecto "adelgazar".
Brinda conceptos y ejercicios
que permiten comprobar por uno mismo y a través de la propia experiencia que
si una idea
respecto de mi mismo me había llevado a comer en demasía, a desarrollar un
cuerpo desbordado o a sentir que no
tengo remedio, operando sobre esa idea
de mi mismo para corregirla, mejora mi comportamiento y se optimiza mi
disposición general. Que así como una idea negativa respecto de mi
persona conseguía inducir a mi cuerpo a asimilar, a retener, a sentir hambre,
a aumentar de peso aún tomando agua mineral, aplicando
cambios estratégicos sobre esa idea que conservo de mi metabolismo, mejora
el funcionamiento de mi metabolismo.
El comedor compulsivo que
intenta paliar con comida un enorme vacío de expectativas descubre en sus
prácticas que para superar su adicción a la comida, para adelgazar comiendo
y sin sufrir solo necesitaba alcanzar ese estado emocional que lo dejaba apto
para el reto.